Hace mas de dos años me dedico a la
noble actividad de la atención al público. Pero no “atiendo al público” en cualquier lado. Lo hago en uno de los lugares mas
burocraticamente odiados por la humanidad: un registro del automotor.
En este lapso de tiempo, con el pasar
de los días y de los trámites, fui observando algunos detalles
curiosos, y elaborando algunas ideas y explicaciones que a modo de
“pastillas” señalaré a continuación.
Coloridos y numerados como bondis que te dejan en cualquier lado
Los formularios de registro, conocidos
oficialmente como Solicitudes tipo, son muchos y variados y encima
están numerados, como las rutas o las lineas de colectivo. El
verdecito es el 08, amigo fiel de los gitanos revendedores de autos y
de todo aquel que quiera comprar un mehary y ponerlo en condominio.
El 02, rosita, versátil, pero no muy masculino, sirve para casi
todo: desde pedir el duplicado de una chapa hasta autorizar al
retardado de tu hijo a manejar tu nave. El 01, Blanco y celestito,
puro, virginal, es para las inscripciones iniciales (patentamientos).
El 12 es gris, y lo usa la policia para sus verificaciones; estaría
bueno que fueran camuflados, como he visto algunos patrulleros de la
bonaerense. Los 13, formularios del impuesto automotor, vienen en
variados tonos violetas o lilas, y poseen mas variantes que
recorridos tiene la linea 60: 13a, 13b, 13c, 13r, 13s, 13p.
Es una lástima que no tengan ploteadas la cara de un Scioli sonriente para cuando el usuario paga una patente atrasada. El 13i (i de infracciones) por su parte, solía ser amarillo (después se olvidó ;-), y así se ponían los compradores al descubrir que el auto que creían “libre deuda” tenía en realidad multas de todos los colores. Y ya que hablamos de lineas de colectivos, a mi me encanta el formulario 57: rapido de llenar, una firmita y chau, como el expreso a once que tantas veces nos ha llevado a capital a nosotros, bichos del oeste y mas allá.
Es una lástima que no tengan ploteadas la cara de un Scioli sonriente para cuando el usuario paga una patente atrasada. El 13i (i de infracciones) por su parte, solía ser amarillo (después se olvidó ;-), y así se ponían los compradores al descubrir que el auto que creían “libre deuda” tenía en realidad multas de todos los colores. Y ya que hablamos de lineas de colectivos, a mi me encanta el formulario 57: rapido de llenar, una firmita y chau, como el expreso a once que tantas veces nos ha llevado a capital a nosotros, bichos del oeste y mas allá.
Problemas matemáticos
Siempre me llamó mucho la atención la
frecuencia con la cual la gente que llena los formularios 08 no
entiende el ítem “porcentaje de la titularidad”. La mayoria no
lo llena y preguntan que es lo que hay que poner. Algunos audaces lo
llenan a pesar de la duda y le ponen el precio de compra del
vehiculo. Otros directamente no entienden el concepto “porcentaje”:
tener el 50% de la titularidad del vehículo y que eso no implique
desmantelar el auto y cortarlo por la mitad. El porcentaje es una
proporción, una fracción; una vez intenté explicárselo a un tipo
usando como ejemplo una pizza dividida en porciones. El tipo no me
entendió un carajo, pero estoy seguro que al salir del registro fué
y se compro una grande de muzza con jamón.
El fetichismo del carbónico
Los formularios deben llenarse a mano,
muchos por triplicado. Para facilitar esta tarea es común utilizar
papel carbónico. Este papel, otrora fundamental en las oficinas,
desterrado por la modernización y las impresoras, sigue con vida y
coleando en los registros del automotor. Al completar un formulario,
de las tres copias (original, dupli, tripli) de un 11, un 04 o un
02, los “originales” quedan escritos en tinta y los duplicados y
triplicados en carbónico. Loco es, y ocurre con bastante frecuencia,
que algunos usuarios utilizan solo un carbónico (en lugar de dos) y
marcan el duplicado pero no el triplicado, que queda en blanco. Al
darse cuenta, muchos suelen colocar un nuevo carbónico, y remarcar
sobre lo ya escrito para que el formulario en blanco quede marcado,
en lugar de escribir directamente con la lapicera en el formulario
que quedó en blanco (cosa que les insumiría el mismo trabajo): la
costumbre le gana a la lógica; se usa el carbonico como si fuera un
requisito del tramite, como un fetiche, cuando en realidad solo sirve
para ayudarte a ganar tiempo.
“Es declarativo”
En el registro solíamos utilizar una
declaración jurada, que entre otras cosas tenía el simpático ítem
a completar “ingresos/ Facturación anual”. La gente se
sobresaltaba, sobretodo los usuarios mas pudientes, como si un
inspector de la AFIP los espiara mientras estuvieran en el baño.
Estas personas solían declarar menos de lo que en realidad ganaban.
Si el mundo fuera como juraban esas declaraciones, con mis ingresos
anuales ya me hubiese comprado un BM.
Por su parte, las “amas de casa”
que inscriben a su nombre el auto que compran sus esposos, novios o
concubinos, o los “estudiantes” que tienen papis muy buenos que
les regalan su primer mitsubishi lancer, también se veían en la
paradoja de declarar ingresos que supuestamente no tenían. ¡Me
encantaba, me parecía tan abstracto, tan extraño, tan loco, cuando
ponían “Ingresos: $ 0”!
Generosidad femenina o Machismo Registral.
No es algo que haya constatado
exhaustivamente, pero creo descubrir al menos una tendencia. Las
mujeres cuando transfieren un auto a su nombre suelen sacar “cédulas
azules” para autorizar a que otras personas manejen su vehículo.
Las cincuentonas divorciadas le sacan cédulas a sus hijos
veinteañeros. Las muchachas jóvenes le sacan una a su novio, y si
no lo tienen a sus padres, o a sus hermana/os. Las viejas le sacan
cédulas hasta a sus nietos. En cambio los hombres suelen monopolizar
la conducción de su rodado. “Lo manejo yo nada mas, como un macho,
como debe ser” parecieran decir los legajos.
Los escribas registrales
En el mostrador no vemos otra cosa que
los problemas del sistema educativo en diferido: Llenar un formulario
puede llegar a ser una tarea completamente imposible para algunos
usuarios. Mayormente se trata de gente que si bien sabe leer y
escribir, lo ejercita mas bien poco y al momento de la verdad, de
poner su ocupación y su documento, transpira como en el final de
Formularios 2. Muchos, para evitar el sufrimiento, traen junto con el
08, el 12 y la constancia de cuil, un escriba. Casi como en el
antiguo egipto: un ñato para escribir los formularios. A veces los
escribas son intermediarios de dudosa reputación, producto de
transferencias simultáneas, pérmutas extrañas y ventas en parte de
pago con ingeniería financiera inentendible. En otras ocasiones son
hijos o nietos que ayudan a sus padres o abuelos ya mayores a sortear
el escollo de completar 3 o 4 formularios, o incluso madres quizá un
poco sobreprotectoras ayudando “al nene”, boludo ya grande, a
completar items en un papel. Pero generalmente las escribas son las
esposas o novias de algunos de los intervinientes en las
transferencias; mientras sus hombres se limitan a poner cara de malos
o hacerse los cancheros, ellas llenan religiosamente los papeles. No
falta quien se excusa con la famosa frase “yo de papeles no
entiendo nada”, blandiendo la impunidad de quien tampoco hace
ningún esfuerzo por entender algo.
Hortografía
Los errores que mas rankean: solisito, sedula, canselasión/ción, por nombrar algunos. Mención especial para aquellos que en lugar de cédulas, solicitan células: como si en lugar de un registro fuera un banco genético.
Hasta aquí algunas breves historias.
Seguramente el tiempo y los trámites harán aparecer nuevas
“pastillas”, si es que no terminamos tomándolas nosotros, para
atender a la gente de lo mas tranquilos.
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